La Exposición Sonora de 2022 – Retrospectiva en 11 álbumes.

Once grandes álbumes que de maneras insospechadas o meticulosamente planeadas terminaron en mis oídos en 2022.

Homogenic de Björk (One Little Indian / Elektra – 1997)

La baladista nórdica llegó al primer punto alto (de muchos) en su carrera en 1997. Su tercer álbum, Homogenic es una concentración de los elementos más expansivos de su predecesor Post, con un control absoluto. Todo esto sin dejar de lado las tendencias melódicas que hacen de cada canción de Björk un viaje memorable. Trazando paisajes electrónicos y orquestales, la artista islandesa no duda en utilizar su inspiración basada en la música de su país para crear hermosos y magníficos versos de amplio alcance. Una de las grandes cosas que han caracterizado a Björk es lo inmediatos que pueden llegar a ser sus coros y el alcance de su particular voz, sin abandonar su tendencia a engrandecer cada segundo de sus canciones. Mejor ejemplo no hay que el del primer sencillo de Homogenic, ‘Jóga’, el cual fue descrito por Slant como compuesto por ‘beats volcánicos’. Es imposible decir que la discografía de Björk se ha deslucido después de este lanzamiento, pero Homogenic resulta el portal perfecto para el ambicioso conjunto de lanzamientos que lo sucede y al mismo tiempo es un mundo en sí mismo.

Canciones clave: ‘Jóga’, ‘Bachelorette’, ‘Immature’.

The Black Saint and The Sinner Lady de Charles Mingus (Impulse! – 1963)

Muchas veces me gusta hacer la analogía que en el panorama de la música popular actual, el jazz tomó el rol de lo que conocemos como ‘música clásica’. Y no hay mejor ejemplo que uno de los álbumes más laureados del bajista/líder Charles Mingus: The Black Saint and The Sinner Lady. Uniéndose con su vasta experiencia a la tendencia del free-jazz y el avant-garde de los 60s, Mingus crea una obra de música continua dividida en 6 movimientos, que si bien procura elementos del bebop y hardbop siempre encuentra la manera de salirse del libreto sin perder el rumbo. Escrito parcialmente como un ballet, Mingus maneja sus temas melódicos como un compositor de antaño, regresando a ellos cuando lo ve necesario y dejando que los músicos se explayen más allá de modismos tradicionales. En resumen, es una extravagante y sobrecogedora experiencia, como una sinfonía histórica que llena teatros desde hace 500 años.

Canciones clave: Tomando en cuenta que son solo 4 ‘partes’, digamos que todas.

Heaven or Las Vegas de Cocteau Twins (4ad – 1990)

La canción titular simplemente se eleva. Es fascinante, rompedor. Ni siquiera esperaba algo así, a pesar de saber cuán influyentes y célebres son los Cocteau Twins en el reino del dream pop. Parece como si lo hubieran inventado. Y específicamente, Heaven or Las Vegas es más que las voces ecoicas y acordes dulces empapados en feedback y fondos relucientes por excelencia del género. La cantante Elizabeth Fraser permite que sus casi ininteligibles palabras de esperanza lo envuelvan todo, no solo los oídos y la cabeza, y en medio de toda la atmósfera (la del álbum, la del mundo), suena como un faro de esperanza. Todo esto, por supuesto, respaldado por la rica y brillante producción del álbum, que no duda en encontrar pivotes en elementos del new wave ochentero. No importa que los sintetizadores y las guitarras que florecen en cada pista aquí solo estén basados en una caja de ritmos, es imposible no dejarse envolver por todo eso y ser completamente recompensado en el proceso. (Nota: parecería que la mera existencia del gran duo Beach House se debe a éste álbum).

Canciones clave: ‘Heaven or Las Vegas’, ‘Iceblink Luck’, ‘Fifty-Fifty Clown’.

Blowout Comb de Digable Planets (Pendulum / EMI – 1994)

Jazz-Rap en todo su esplendor. En medio del auge del hip-hop y el rap, escuchando Blowout Comb, el álbum debut de Digable Planets, te das cuenta que el grupo era muy apto en ir a la vanguardia del hip-hop sin abandonar los elementos clave que empujaron el género a la cima en los 90s. A este trío formado por Ishmael “Butterfly” Butler, Mariana “Ladybug Mecca” Vieira, y Craig “Doodlebug” Irving no parece importarle que sus canciones, de beats mesurados y versos incandescentes, sean largas y se desenvuelvan lento. La producción mantiene las 3 voces en lo alto, incluyendo samples de grabaciones poco conocidas y artistas influyentes de jazz. A pesar de todo, logran mantenerte intrigado por toda la duración de la grabación, y basado en lo que raperos estuvieron exponiendo la década pasada, Blowout Comb se mantiene como ampliamente influyente.

Canciones clave: ‘Dog It’, ‘Jettin”, ‘Highing Fly’.

Knock Knock de DJ Koze (Pampa – 2018)

Conforme te adentras en diferentes formas musicales empiezas a repetir cosas como: “el auge del free-jazz”, “la inverosímil fama del post-grunge”, ó “la efervescente escena electrónica alemana”. Todo esto sin necesariamente conocer en sí los productos de dichos estilos, sabiendo únicamente lo que significan o significaron. Pero siempre habrá trabajos musicales únicos que destacan entre sus contemporáneos. Stefan Kozalla un productor y DJ alemán tiene en realidad pocos lanzamientos a su nombre, prefiriendo estar detrás de la mesa de grabación. Pero Knock Knock, su tercer álbum lanzado en 2018 es una obra que demuestra experiencia en la creación de sonidos que se conjuntan en melodías etéreas pero memorables. El carácter del álbum es entretenido e inmersivo, samples e invitados abrillantan este gran conjunto de canciones de microhouse y con influencias ambient. (La inclusión de un sample de ‘Calgary’ de Bon Iver es una grata sorpresa). Creo necesario decir que ojalá Kozalla decidiera seguir sacando música pero por lo menos Knock Knock es tan como un parte esencial de la efervescente escena electrónica alemana.

Canciones clave: ‘Bonfire’, ‘Pick Up’, ‘Lord Knows’.

Palais d’argile de Feu! Chatterton (Universo Em Fogo / Virgin – 2021)

¿La nueva ‘canción francesa’? Independiente de esa aseveración, Feu! Chatterton una banda parisina de rock, corteja tantos subgéneros en su tercer álbum, Palais d’argile, que es difícil definirlos. La voz de Arthur Teboul es desafiante, como en la imponente ‘Écran Total’, un número de dance-punk energizado. Pero con una sorprendente inmediatez, Teboul se vuelve un trovador dramático, digno descendiente de leyendas como Serge Gainsbourg. Sus narraciones, cargadas de conciencia social y críticas a una realidad injusta enaltecen sus formas musicales que pueden variar desde baladas pianísticas hasta temas que cortejan el EDM. Todo esto es mejor resumido por la esencial pieza central: la progresiva ‘Libre’ un número implacable y de mucha personalidad. Al final, por más que traces las influencias de la banda en Palais d’argile, el dinamismo y composición del álbum permiten disfrutarlo de principio a fin sin mucho contratiempo.

Canciones clave: ‘Écran Total’, ‘Libre’, ‘Laisons Filler’.

No Other de Gene Clark (Asylum – 1974)

Sin que esto sea sorpresivo, hay un cúmulo de cantautores en el rock americano que por más talentosos y reconocidos que pueden ser entre los melómanos, se mantuvieron por debajo del estrellato. Algunos durante décadas. La fama, a pesar de todo, no es intrínseca con la genialidad. Gene Clark hizo su nombre como compositor y músico en la banda reconocida de folk rock y psicodelia The Byrds, pero es su trabajo individual el que ha llamado la atención de aquellos que indagan más allá de la superficie en los lanzamientos del género en los 70s. Cuéntenme como novato en esto, pero No Other es una obra maestra. Un conjunto de canciones con tendencias pop texturadas, añadiendo elementos e influencias de jazz, psicodelia y música clásica, todas empujadas por letras dignas de cualquier álbum aclamado de americana. Su portada es un excelente ejemplo: dinamismo, ambición y sobretodo vistosidad, anclado en la voz de un compositor que no puedo evitar recalcar es severamente subvalorado.

Canciones clave: ‘No Other’, ‘From a Silver Phial’, ‘The True One’.

Vintage Violence de John Cale (Columbia -1970)

Ah, la institución del rock clásico. Hace varios años me cuestioné por primera vez cuán unánimemente se elogiaba a algunas bandas de rock de los años 60 y 70. Los ‘guardianes’ incluso insinuarán que esas son las bandas de rock definitivas, ni más ni menos. Pero claro, no es así. The Velvet Underground es el ejemplo perfecto de una banda “subestimada”, que prácticamente ha sido reevaluada como profundamente influyente. Igualmente interesante es la producción setentera de sus antiguos integrantes. John Cale es una mente maestra del pop. También estuvo a la vanguardia de la música rock cuando se aventuró (junto con su excompañero de banda, Lou Reed) en formas más atípicas del género. Vintage Violence es apenas su debut, y ya contiene su innegable sentido de la melodía, sus excéntricas letras y la excitante sensación de que no sabes lo que te va a pegar a continuación. Después de solo dos semanas de escucharlo, ya tenía el vinilo. Clásico.

Canciones clave: ‘Amsterdam’, ‘Cleo’, ‘Charlemagne’.

Computer World de Kraftwerk (Kling Klang – 1981)

A veces me siento en un videojuego. A veces siento que estoy siendo engullido por el más colorido elemento de software. Es poco discutible que el cuarteto alemán Kraftwerk es ampliamente influyente en la música electrónica. Computer World en particular parece tener más conexiones con el estado de dicha escena en la actualidad. Y no solo eso: vaya sorpresa me llevé al escuchar ‘Computer Love’ y darme cuenta que su melodía principal es la base sobre la que esta construida la canción ‘Talk’ de Coldplay. Ese es uno de mis álbumes favoritos de la banda inglesa, y esa conexión en particular me hizo valorarlo más. Y eso es principalmente porque el legado de Kraftwerk, por más aclamado y asentado que está para los más eruditos de la música de los 70s, sigue siendo, a gran escala, desconocido. Si quieren saber de que se trata, Computer World, un álbum que incluye una canción en la que solo se recitan números en diferentes idiomas, es un excelente lugar para empezar.

Canciones clave: ‘Computer Love’, ‘Numbers’, ‘It’s More Fun to Compute’.

Deserter’s Songs de Mercury Rev (V2 Records – 1998)

El nombre de Dave Fridmann me es muy conocido. Pero no es lo mismo saber que es el productor de muchos grandes álbumes de los dos miles y el hombre preferido en el estudio de los legendarios The Flaming Lips, que enterarte que en realidad tiene una banda, en la cual también es productor, es excelente y además suena como The Flaming Lips. La comparación es fútil, pero si algo demuestra Deserter’s Songs es que en Mercury Rev tenían la misma capacidad de crear rock emocional y bombástico, tal vez solo menos extravagante. El vocalista Jonathan Donahue, nos lleva por un road trip a través de su mente, con canciones que no solo son excelente para un viaje en carretera, si no también para disfrutar aislado del mundo por la noche. Al mismo tiempo que se grababa este álbum, se grababa The Soft Bulletin de The Flaming Lips producido también por Fridmann. No es casualidad entonces que comparten un mismo universo: canciones emotivas y con muchas capas que parecen productos de sueños. En el caso específico de Deserter’s Songs esos sueños son tan vívidos que es difícil no intentar relacionarte con ellos.

Canciones clave: ‘Holes’, ‘Goddess on a Hiway’, ‘Opus 40’.

Pressure Machine de The Killers (Island – 2021)

No soy un detractor de The Killers pero nunca he conectado con ellos de manera significativa. La banda de Las Vegas es muy famosa y eso ha llevado a que tenga una gran cantidad de escépticos que minimizan su música muchas veces bien lograda aunque medianamente relevante. Desde su debut, Brandon Flowers y compañía, han dejado una estela de sencillos exitosísimos (algunos mejores que otros) y sus álbumes han sido por lo menos inconsistentes. Pressure Machine es su mejor álbum en por lo menos una década porque no apunta a lo alto desvergonzadamente. The Killers ha cortejado en sus últimas grabaciones un sonido que recuerda a Bruce Springsteen, ese rock americano enraizado en las vivencias de la clase media de un país que la exprime. Flowers, cuando no alcanza esas notas altas que lo caracterizan, incluso emplea un estilo vocal que recuerda a The Boss. Además de su simplicidad y su tinte melódico, Pressure Machine (el cual ni me enteré que salió en su momento) es destacable por su enfoque: esas pequeñas historias tangibles y memorables en las que Flowers se inspira, a través de sus vivencias de la infancia, para crear música de la más esencial en la discografía de la banda. No soy detractor, pero estoy gratamente sorprendido.

Canciones clave: ‘West Hills’, ‘Cody’, ‘Pressure Machine’.

Bonus: Jet Plane & Oxbow de Shearwater (Sub-Pop – 2016)

Solo quería escribir sobre este disco. Desafiando mis reglas autoimpuestas, incluyo este disco en esta lista a pesar de que no lo escuché por primera vez en 2022. Sin embargo, es el disco que rivaliza con mi número 1 como el más escuchado durante todo el año. Como siempre trato de evidenciar en mis escritos, especialmente en una lista como esta, cuando una pieza musical fluye hacia tu cerebro, sus efectos sobre ti son tan impredecibles como el universo desconocido.

En mi resumen de 2022 ya apareció el proyecto de Jonathan Meiburg. The Great Awakening es parte de mis menciones honoríficas, pero contrario a su ambiente suave y espacial, su predecesor, Jet Plane & Oxbow, es contundente, lleno de corazón y propulsión, impulsando los pensamientos de Meiburg sobre el frágil estado de su país natal y el mundo; la injusticia de todo, el amor a la guerra. (Eso antes de Trump, por cierto). Es enérgico y cautivador: el intenso bajo de ‘Filaments’, la hermosa melodía de ‘Wildlife in America’, la inmersiva ‘Backchannels’ (que declaré solemnemente como mi “canción para salvarme de Vecna”). Entonces, ¿por qué no me atrapó así antes? Una pregunta que nunca responderé, pero no tengo ningún problema en no hacerlo. El hecho es que este disco me abrazó, me inspiró y me sostuvo en 2022. La escucha constante nunca agotó su compleja producción, sus conexiones internas, sus texturas aparentemente interminables. Cuando se lanzó Jet Plane & Oxbow yo ya conocía a Shearwater y después de darle una oportunidad incompleta investigué su pasado, siendo Rook y The Golden Archipelago sus primeros álbumes en los que invertí tiempo. Pero después del anuncio de The Great Awakening, decidí darle otra oportunidad a Jet Plane & Oxbow después de una sola escucha anterior en 2020. Ahora Shearwater es una de mis bandas esenciales de los últimos años, y si me preguntan, está severamente subestimada. Y todo lo que necesitas para comenzar es profundizar en este álbum esperanzador y asombroso, una joya imperfecta como muchas, que prácticamente salvó mi 2022.

Canciones Clave: ‘Backchannels’, ‘Wildlife in America’, ‘Only Child’.

You know how sometimes you’re so tired of the country
Its poptones and its pale kings and its fences like knives
But in the same breath your heart breaks with the feeling
With love and with grieving for its irrational life

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